de entre todos los colores Katia era el gris

No es que el rojo sea vulgar, pero es fuego, es pasión, y a Katia la obnubilan las cosas tan suntuosas. Obnubilar, me gusta ese verbo. Es un verbo gris, nada que ver con el azul del verbo pensar, o el rosa pastel del verbo acariciar. Es como una gran nube gris que, valga la redundancia, te obnubila. Y así era Katia, gris. Gris de neutralidad, equilibro entre blanco y negro, el medio. También gris de conflicto, de indecisión.
A Katia, cuando el día estaba nuboso, se la confundía con un trozo de nube, volando a lo lejos. Ni siquiera destacaba en los días amarillentos, era una sombra, el polvo que se acumula bajo los muebles. Raramente alguien reparaba realmente en su existencia en el mundo.
Cuando conocí a Katia, ella rondaba los dieciséis años. Tropecé con ella por casualidad, en las escaleras de mi instituto, cuando iba a clase. De no ser asi, probablemente jamás la hubiera conocido. La ayudé a recojer las cosas que se le habían caído y , tras disculparme por mi torpeza, le pregunté su nombre.
-Katia. Soy Katia.
Sus labios se curvaron en una media sonrisa que cualquiera diría que le había alegrado el día con aquella pregunta. Ahora que me doy cuenta, probablemente lo hice.
Desde ese día, Katia dejó de ser tan invisible a mis ojos. Supongo que cuando buscas una cosa, inevitablemente acabas encontrándola, por muy gris que sea.
Fue pasando el semestre y yo seguí teniendo esas conversaciones de medio minuto con ella, aveces incluso, cuando mis dotes de conversación estaban en un momento álgido, lograba sacarle un glorioso y entero minuto de banalidades que hacían más feliz mi día y el suyo.
Supongo que, como en toda historia de ¿amor?, debería narrarse como nos hicimos novios, pero la verdad es que fue algo muy normal y casual. Lo de "novios" era una mera formalidad para poder ponerle etiquetas a lo nuestro. Los humanos somos así, la mayoría necesitamos etiquetar todo para sentir que tenemos un cierto control sobre nuestra vida. Y nosotros, de mutuo acuerdo, etiquetamos nuestra relación como una relación de pareja. Porque era lo más cómodo y no necesitábamos darle explicaciones a nadie.
Pasamos toda una vida juntos, y créeme que he vivido la mejor vida que cualquier persona habría podido imaginar. Junto a Katia, junto a la chica gris. Porque de entre todos los colores Katia era el gris y, por casualidades de la vida, me encontré a mi mismo a la vez que la encontraba a ella.

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